Quizá haya pocos ámbitos tan interrelacionados y a la vez tan sensibles a sus zonas de contacto como la política y la economía. Por si no había quedado suficientemente claro con temas como el Brexit o las elecciones en Estados Unidos, la actual crisis por el coronavirus pone de manifiesto –a unos niveles inéditos– la importancia que las decisiones políticas tienen en los negocios, y el peso de la economía en cualquier gobierno y en el bienestar de las personas.
Desde hace algunos años, emprendedores de diferentes ámbitos se implican en el mundo de la tecnología y los datos aplicados a cuestiones tan sensibles como los procesos electorales, ya sea dentro de una empresa, de instituciones públicas, o para analizar el futuro político y hacer negocios en consecuencia.
Este último año se ha producido un continuo avance de la digitalización, acelerada y forzada por las restricciones que impone la pandemia. Uno de los sectores en los que ha servido para superar la resistencia al cambio y los temores de seguridad ha sido el del voto telemático, que en España llevan adelante un puñado de empresas. Las más mediáticas obtuvieron visibilidad en las primarias de algunos partidos políticos, como Scytl o nVotes, pero otras se han sabido especializar en instituciones más pequeñas o en el mundo corporativo, que ofrecen diferentes opciones y también exportan sus servicios a otros países.
Voto digital
“Aquello que era una aspiración, que muchas empresas innovadoras querían implementar, se ha convertido en una necesidad”, comenta Clara del Río, CMO de Appsamblea. Del Río ve grandes posibilidades de crecimiento no sólo en España, sino en Latinoamérica, donde hay países en los que el voto digital lleva más tiempo implementado y tienen cierta madurez en su uso. “Por otro lado, creemos que tanto los ayuntamientos como las instituciones públicas tienen cada vez más el ojo puesto en digitalizar todos sus procesos de administración, y por supuesto entre ellos está el del voto”, subraya.
Las empresas especializadas coin ciden en que cuando una organización empieza a votar por Internet y experimenta las ventajas de hacerlo, ya no cambia su opción, aunque pueda elegir diferentes sistemas o proveedores.
Incluso sin una crisis como la del coronavirus, reunir a personas de una asociación de toda España o de diferentes países es muy difícil, y el voto telemático permite una mayor participación, también con opciones híbridas, es decir centros electorales físicos combinados con la posibilidad de votar desde casa.
Pero algunos van mucho más allá. Así como los avances en criptografía y blockchain permitieron dar un salto cualitativo en lo que se refiere a la seguridad de los procesos electorales telemáticos, los algoritmos lo están haciendo con el mundo de las apuestas, incluyendo las que tienen que ver con la política.
La duda es si será posible predecir el resultado de unos comicios para cubrir las finanzas y si puede un interesado sacarle rédito a unas elecciones generales, ya sea que le guste más o menos el partido ganador.
Los creadores de Guesser creen que sí, y que la respuesta está en los modelos predictivos relacionados con la política, que se deberían tener en cuenta como un arma financiera más en la estrategia de inversión de una persona o de una entidad.
Sufragios a medida
La start up bilbaína Appsamblea nació en 2018 sobre la base del proyecto de fin de carrera de uno de los fundadores, y está dirigida a clientes muy variados, desde cooperativas, clubes deportivos y asociaciones, a compañías del ámbito privado, bien sea en sus reuniones del comité de empresa o juntas de accionistas. La empresa trabaja con un sistema de licencias bajo el que pone la herramienta a disposición de los clientes, que pueden personalizarla según sus necesidades. Hay un apartado para la subida del censo, para las preguntas, la agenda con recordatorios, el peso del voto (importante cuando es ponderado) y otros elementos que se quieran configurar. Los resultados se publican automáticamente, así como estadísticas y gráficos. También cuentan con distintos niveles de seguridad, que puede ser estándar o avanzada, en este caso con una verificación de la identidad en tres pasos –similar a la que utilizan los bancos para dar de alta una cuenta– y uso de la tecnología blockchain.
Fuente: Expansión
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